El aprendizaje del lenguaje se organiza en una estructura relacionada con el objeto de estudio, de conocimiento, conceptualizaciones, paradigmas teóricos relacionados con el área, métodos y procedimientos acordes con concepciones como: lenguaje, significación y educación, en respuesta a dinámicas socio-históricas y culturales transformadoras que permitan redefinir y reorientar los objetos mediante propuestas pedagógicas, didácticas e investigativas contextualizadas en campos de conocimientos interdisciplinares para el aprendizaje.
El lenguaje como facultad que ha marcado la evolución del ser humano le ha permitido a este interpretar el mundo y transformarlo, expresar sentimientos, construir y adquirir conocimientos creando un universo de significados vitales para dar respuesta al porqué de la existencia en un momento específico de la historia. Es, además, la única manera con que cuenta el ser humano para interactuar con el mundo. Por ende, tiene un doble valor, subjetivo y social. Lo subjetivo, como herramienta cognitiva, le permite al sujeto tomar posesión de la realidad y conciencia de sí mismo. Lo social se logra en la medida que le permite establecer y mantener relaciones sociales con sus semejantes, construir espacios conjuntos para su difusión y permanente transformación.
Las concepciones del lenguaje deben orientarse a una permanente reconceptualización, apoyada en procesos de investigación, hacia “[…] la construcción de la significación a través de los múltiples códigos y las formas de simbolizar; significación que se da en complejos procesos históricos, sociales y culturales en los cuales se constituyen los sujetos en y desde el lenguaje” (MEN, 1998, p.46); estos procesos de significación, están mediados por actos de habla, inscritos en actos comunicativos reales, fundamentados en aspectos sociales, éticos y culturales de las comunidades. La significación se entiende como una dimensión orientada a diferentes procesos de sentidos y significados humanos del mundo que nos rodea, con las interacciones con los otros y con procesos vinculantes de las diferentes culturas y sus saberes.
El lenguaje en términos de significación y comunicación implica tanto una perspectiva sociocultural como lingüística. La lingüística enfatiza en la lengua como uno de los códigos formados por sistemas de signos lingüísticos, que se aprende desde la interacción con el otro y la necesidad del uso en contextos auténticos, donde la lengua se convierte en un patrimonio cultural que contribuye a la construcción simbólica del sujeto. Desde esta perspectiva, la pedagogía del lenguaje plantea superar el carácter técnico-instrumental con que se orientan las cuatro habilidades comunicativas asociadas a la lengua (de comprensión: escuchar-leer; de producción hablar- escribir); se trata, entonces, de encontrar su verdadero sentido en función de los procesos de significación y fortalecer su trabajo en función de la construcción de significado y sentido en los actos de comunicación reales.
Ahora bien, estas cuatro habilidades se integran a una concepción compleja de la lengua, en donde el acto de leer es asumido como un proceso significativo y semiótico cultural e históricamente situado.
Complejo, en tanto va más allá de la búsqueda del significado y en última instancia configura al sujeto lector crítico que requiere la sociedad actual. Este proceso debe apoyarse en las teorías lingüísticas, cognitivas, literarias y competencias específicas que permitan significar y comunicar en un acto comunicativo donde la lengua no puede entenderse como un instrumento, sino como un medio.La lengua es el mundo, la lengua es la cultura.
Escribir, por su parte, es un proceso social e individual en el que se configuran mundos y se ponen en juego saberes, experiencias, competencias e intereses de los sujetos involucrados en todo acto educativo y formativo; este proceso está determinado por un contexto socio-cultural y pragmático que lo caracteriza; así pues, escribir es crear mundos posibles, desde la perspectiva significativa y semiótica del proceso.
En cuanto a las habilidades de escuchar y hablar, se deben comprender de manera similar a las anteriores, en función de la significación, la interpretación y la producción de sentidos. Escuchar involucra elementos pragmáticos como el reconocimiento de la intención del hablante y del contexto social, cultural e ideológico desde el cual se habla; además, esta habilidad se asocia a complejos procesos cognitivos que permiten tejer el significado de manera inmediata. El hablar como habilidad también es complejo, pues exige la elección de una posición de enunciación pertinente a la acción que se persigue y el reconocimiento del interlocutor para seleccionar un registro de lenguaje y un léxico determinado con fines comunicativos y significativos.
Para recapitular, el aprendizaje de la lengua requiere una permanente reflexión en torno a la transposición didáctica de las cuatro habilidades comunicativas en el aula y asignarles funciones sociales y pedagógicas claras frente a los procesos de formación de nuevas ciudadanías. Esta tarea le corresponde a cada institución a través del mejoramiento continuo de su proyecto educativo institucional y sus planes de estudio.
En la evaluación como perspectiva teórica se ponen en juego categorías y valoraciones desde las cuales se plantea la necesidad de seleccionar con claridad, a partir del análisis de variadas perspectivas, según la orientación del trabajo curricular y la competencia o proceso que se pretende evaluar (ejemplo: en la competencia lingüística las categorías responderán a este criterio y habrá una orientación hacia la parte formal del lenguaje).
Si el eje del trabajo sobre lenguaje es la construcción de la significación y la comunicación, los criterios serán otros, que a su vez incluirán el componente puramente lingüístico.
En la evaluación los parámetros y la definición de categorías específicas y los énfasis competen a cada proyecto educativo institucional. En este sentido, las categorías o los criterios de evaluación deben ser de construcción colectiva y necesariamente deberán involucrar a las personas interesadas en la misma. A continuación, algunas reflexiones sobre la evaluación y las propuestas de instrumentos como referencia teórico-práctica.
OBJETIVOS GENERALES POR NIVELES
PREESCOLAR
- Propiciar el desarrollo de la expresión oral, corporal, lúdica y la interacción del niño con su entorno.
- Estimular en el niño el aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser.
BASICA PRIMARIA
- Desarrollar las habilidades comunicativas para leer, comprender, escribir, escuchar, hablar y expresarse con propiedad.
- Desarrollar las habilidades comunicativas básicas para expresarse en lengua castellana y también en lengua materna en caso de los grupos étnicos con tradición lingüística propia, así como el fomento de la lectura.
- Desarrollar la capacidad para apreciar y utilizar la lengua como medio de expresión estética.
BASICA SECUNDARIA Y MEDIA
Desarrollar la capacidad para comprender, interpretar, argumentar y proponer textos y situaciones cotidianas dentro y fuera de la escuela y así expresar correctamente mensajes complejos, orales y escritos en lengua castellana.
- Valorar y utilizar la lengua castellana como medio de expresión literaria y el estudio de la creación literaria en el país y en el mundo - Expresar oralmente en forma concisa, lógica y clara la realidad.
- Interpretar críticamente todo mensaje expresado en la lengua materna o en símbolos y señales que se utilizan en las áreas del conocimiento y en la vida cotidiana.
- Leer de un nivel literal a un nivel crítico, todo texto referido a los contenidos de las áreas del conocimiento y toda información que generen los medios de comunicación.
- Expresar por escrito con propiedad, concisión y claridad su pensamiento crítico.
- Comprender y disfrutar el lenguaje literario mediante el análisis de obras narrativas, líricas y dramáticas de diferentes corrientes y movimientos.